Había olvidado esa urgencia latente de escribir.Había perdido el don, por decirlo de algún modo, de ir masticando la realidad en palabras y oraciones.
Me encuentro revolviendo unos papeles y miro esas viejas servilletas en las que aún se pueden leer ciertas palabras, parece que voy como en un viaje de street view ( qué parecido a un traslador , perdón por la mención a Harry Potter pero es inevitable)...recuerdo esos días de la urgencia inagotable de escribir en distintos tipos de papeles, todo servía.
Sucede que murió un alumno.
No explicaré las causas, por ahora no sirve luchar contra lo que fue; me detendré en lo que se siente: desgarro interminable,lento, silencioso y doloroso.Pero no, no me alcanza.
Había olvidado la urgencia de escribir y frente a esta herida que cargo y que no cicatriza,pienso dónde están aquellas queridas amigas que antes siempre me ayudaron a procesar los cambios, las transformaciones.
Las visito aquí con ustedes pero comprendo rápidamente: para este sufrimiento no hay palabras.
Lo único que puedo rescatar es que este agujero se me hace de madre herida y de algún modo creo que debo abrazarlo y dejarlo quedarse conmigo.Sufrir ahora me parece suficiente porque soy maestra y el dolor me dice que acá estuvo él,que hizo huella,que los callos de su partida me quedarán siempre en el alma porque lo amé.¿Qué puede ser más humano y doloroso que eso?