martes, 8 de enero de 2008

Cosas de minas

Con Roberto somos amigos desde el año 84,toda una vida.El caso es que desde niños éramos amigos de una manera imperceptible,éramos algo así como los pelos de Peter Parker en los dedos:no los ves, pero sabes que el tipo trepa paredes.Siempre andábamos juntos,aprendí a cantar y a tocar guitarra a su lado,viví con su familia el cariño y los problemas y fuimos así, como éramos.
Lo divertido es que no hablábamos.Del país sí, de música, de todos, pero de nosotros dos,nada.
Se fue a Estados Unidos,nos escribimos,me salvó de un matrimonio condenado cuando era muy joven,perdimos contacto unos años y nos reencontramos.Cada vez que viaja a Chile,nos vemos.Gracias a Santa Internet podemos escribirnos a diario o muy seguido.
El caso es que un día le digo que no tengo amiguis, excepto la Cata, que vive en El Quisco y con la que no puedo hablar tanto ni tan seguido-una locura geográfica-porque no tiene internet.Y le comento en broma que él deberá ser mi amigui personal hasta que encuentre una.
Desde entonces nos escribimos cosas de minas.Hemos aprendido a decir, a pronunciar.Ahora se entera de mis pololos del colegio,ahora me entero de sus enamoradizas historias.Ahora nos confesamos esas debilidades y tristezas de la adultez y el matrimonio.Ahora hemos cerrado un círculo.
Y hay quienes se cuestionan el tema de las conversaciones de mujer.Yo creo que estos temas de mina nos han hecho más unidos y entregados que nunca.
Ahora la telaraña será invencible y eterna.Cierto Robertolín?