jueves, 15 de agosto de 2019

Mirar hacia atrás

Ha pasado mucho tiempo.
La Cata no está, murió hace cuatro años. Fue como siempre,como todas las cosas entre las dos.
-Un llamado urgente.
-Ir en unas horas.
-Una declaración tremenda (primero creían que era leucemia).
-Manos unidas, llanto desesperado cuando estuvimos solos (sí, el Andy a mi lado como siempre).
-Una serie de temas médicos imprecisos.
-Montones de conversaciones y un encuentro que suponía esperanzador.
-Un mes después la muerte.
No sé nada.
No soy nada.
Pasaron muchos meses en que pensé que también moría con ella, inexplicables y huecos. También hubo abandono y decepción , porque hay gente que solo te acompaña en las buenas, que muestra su mezquindad en la muerte.
Después de todo seguimos llorando un poco de vez en cuando. Digo llorando porque en el proceso sufrí tanto que olvidé que el Andy también la amaba, que había perdido tanto como yo, que sumida en lo que sentía lo dejé solo.
Nos encontramos y volvemos a sonreír. Viene el aprendizaje de retomar la vida después de una pérdida tan grande,de no sentir culpa por cada momento de felicidad en el que recuerdas a quien falta.
Entonces, han pasado cosas.
Ya les contaré.

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